2 de septiembre de 2012

Abrazando septiembre

Como de costumbre cada cuatro o cinco meses, aquí regresamos prometiendo volver a las andadas con una entrada nueva. Pero esta vez en serio. Otra vez. De nuevo. En serio. De verdad. Lo juramos.

Nuestra vagancia, vacaciones, estar separados tanto tiempo y demás excusas que se nos van ocurriendo nos han impedido dar parte de nuestra existencia por estos lares durante el pestañeo que ha durado el verano, pero ahora que el terrible Septiembre ha llegado y empezamos segundo de bachiller tendremos mucho más tiempo para actualizar. ¡Ahora con entradas un 21% más sarcásticas que de costumbre!

Podríamos hablar de la nueva longitud de la barba de Manu, del nuevo tamaño adquirido de las tetas de Cris, etc. Pero sería repetirnos como todos los veranos. Así que nos limitaremos a decir que estamos haciendo el esfuerzo de seguir tomando un café un agradable domingo con la subida del IVA, en el mismo sitio de siempre. Tenedlo en cuenta. Leernos es gratis y sano. El café nos da por el ojete. Causa alteraciones nerviosas y económicas.

Así que, como si os obligásemos a escuchar anécdotas que os importan más bien lo mismo que el nuevo tronista de Mujeres Hombres Y Viceversa (o eso esperamos; en caso contrario, cierren la página, abran la ventana, y procedan...), hablaremos de nuestro verano.
Ambos hemos circulado por esas magníficas tierras nórdicas, verdes y llenas de alegres gordinflones borrachuzos. Hablamos, ¿por qué no decirlo?, de Irlanda.
Son muy grandes los recuerdos que tenemos de dicho lugar (casi tanto como el tamaño de la cerveza negra que servían). Podríamos recordarnos, por separado, cerrando pubs a las 2:00 AM, amaneciendo a las 4:00, o al otro extremo de Irlanda, sobredosis de cafeína, exhibicionismo por la calle, baños por las gélidas aguas irlandesas, peleando con objetos de limpieza en un campus a altas horas de la noche... En cualquier caso, ni unos cuantos kilómetros nos han impedido encontrarnos y disfrutar de nuestra compañía.

Son esos veranos que se disfrutan, pero que al volver, necesitas mantenerte en movimiento y hacer cosas (a excepción de tareas domésticas o prepararte para el inicio del curso. Eso nunca ocurre). Septiembre es un mes que ni es verano, ni es otoño; es, sino, un agujero negro del espacio-tiempo en una dimensión paralela en la que predomina el cansancio, la sensación de domingo por la tarde o lunes por la mañana, cuando se nos escapan las ganas de disfrutar, pero aún así, tenemos necesidad de ello. 
Vaya, que septiembre es una resaca (con el gran original chiste de Wake me up when September ends; eso es como decirle a una mujer "Estás en esos días del mes, ¿verdad?" cuando tiene la regla).

Pero no pasa nada. Para eso tenemos a nuestro colega Rajoy dándonos una calurosa bienvenida, recordándonos que no sólo tendremos un curso más difícil, sino que además tendremos que hacer pactos con el diablo para poder permitirnos tomar una cerveza, comer decentemente o estudiar en condiciones (pero no las tres a la vez, para eso necesitaríamos un milagro o meternos a políticos vivir como ladrones).
¡España no nos ha echado de menos por lo que podemos observar!

Claro que, volver a estas fechas no solo implica todo eso. Reunimos anécdotas que posteriormente compartiremos todos juntos (y si no, nada que un YoNunca no pueda arreglar). Los reencuentros con distintas personas: que si uno se ha hecho un pendiente, que si otro ha corrido por las calles de Holanda colocado hasta las cejas, que si otro se ha pasado por EEUU ordeñando vacas tocando tetas... Vaya, que parece que nos hemos montado en un DeLorean y hemos estado años y años sin vernos (NOTA: Robert Zemeckis, te quedan exactamente 3 años para 2015 e inventar el aero-patín).

Llegando a la conclusión, queridos lectores (si es que no os habéis lanzado por la ventana) de que los años los contamos por los meses de septiembre. 
Admitamos que tras el verano, una de las mejores sensaciones es volver a ver a los desaparecidos por el mundo, por muy negros que estén o por muy perroflautas que parezcan con su nueva barba, y disfrutar otro año a su lado.
Al fin y al cabo, llegará un mes de septiembre que cada uno esté en su respectivo nuevo hogar del mundo y no nos tendremos para compartir nuestro verano.

Miremos ese lado bueno a estos días próximos al otoño (que muchos poetas han comparado con la añoranza y melancolía), brindemos por otro año más cerca de los nuestros, y os invitamos a disfrutar de nuestro blog una vez más (y de forma gratuita, ¡que con la subida del IVA de estos puñeteros cafés ya es decir!).

De reencuentro.
Manu&Cris