18 de marzo de 2014

Tragos de cobarde

Si tan solo,
condicionalmente hablando,
se me permitiera crear
un recuerdo
al que abrazar una vida...
lo quemo, lo escupo,
y así me destrozo;
así, me pierdo.
Destruirlo, pero
esculpirlo con caricias.
Morderlo, para así
acabar comiéndote a besos.
Enterrarlo, pero que no se consuma
con el humo del cigarro.

Termino por verme aullando,
y aullando estupideces
que no diría ni borracho.
Gritar tu nombre
a una noche triste
como los versos de Poe.
Nunca decirte nada,
nunca imaginar verte,
nunca susurrar lo que
te dijo el imbécil de Bécquer.

Y no puedo;
hablo de un recuerdo,
un recuerdo inventado.
Me encierro entre botellas
y tragos, más tragos
de alcohol barato
que saben a mentiras;
unas mentiras bellas
que saben a realidad;
una realidad que arde.
Saben ásperos, saben amargos.
Saben a sangre de cobarde.

Manu Riaño
Y que quieren que les diga: la métrica y la rima están sobrevaloradas.