17 de noviembre de 2013

Felices Noaunvidades

¡Un muy feliz domingo a todos!
Ya empieza la época de pasear por casa con una manta puesta a todas horas y de hacer chocolate caliente a la mínima de cambio (podemos imaginar que es Hogwarts, llevamos túnica, y estamos en clase de pociones). ¡El invierno se acerca! Hoy toca mi entrada anual cercana a la Navidad que habla del frío y del curioso comportamiento de la gente.
Entramos en la estación gélida y yo echo de menos oír un sutil y delicado "FAE UN CUTU QU'ESCARABAYA EL PELLEYU", que soy un asturiano en Madrid (lo ha sustituido el "Buah, mazo frío que hace, tronco"), mientras proponemos unas cervezas en un bar calentito y empezamos a hablar de las Noaunvidades.
Noaunvidades, han leído ustedes bien. "¿De qué narices nos habla este?", se preguntarán...
Bien, denominamos Noaunvidades a ese fenómeno que ocurre uno o dos meses antes de las Navidades... cuando la gente cree firmemente que ya es hora de sacar el condenado árbol, anunciar ofertas en los mazapanes y adornos navideños, colgar un ridículo Papá Noel de sus cuatro ventanas... Y lo hacen con suma normalidad y devoción. Sí, las Navidades, que en teoría no duran más de dos semanas, parecen durar desde finales de octubre, hasta principios de febrero (porque luego nos da pereza recoger el árbol. Por no hablar de los mazapanes y el turrón, que duran hasta mayo).
Sí, todos tenemos ganas de jugar entre la nieve (y al final, no nieva nunca), de que haya regalos (porque la economía está muy bien, ¡vaya inocentes si creéis que os van a regalar la Play 4 con esas notas!), de pasar tiempo en familia (o eso dicen las películas, ¿verdad?), etcétera.

¿Tantas ganas tenemos de evadirnos? ¡Despertad, merluzos! Que comer las 12 uvas a tiempo no nos va a solucionar la vida. Sí, vaya Grinch estoy hecho, ¿verdad? Pero cada día lo veo más claro. ¿De verdad necesitamos una época fijada en un calendario para ser amables, buenas personas y pasar tiempo con nuestros seres queridos? Y para gastar como condenados, todo sea dicho, que es el quid de las tan bien recibidas fiestas.
Anda, qué bien nos lo tienen vendido. Si pensasemos como si viviéramos en Navidades todo el condenado año, ¡seríamos taaaan felices! Pero bueno, tal vez sea mucho pedir, amigos.
Y no lo digo enfadado, ni mucho menos. Yo me lo paso de lujo con este panorama, brindando por cada Papá Noel que veo colgado en una ventana e inflándome a mazapanes hasta mayo.
Si yo también estoy atolondrado y caigo en la trampa, pero es una trampa tan cálida y tan bien preparada...

En fin, compañeros, ¡porque algún día pensemos como unas Navidades durante todo el año!
¡Felices Noaunvidades!

Manu Riaño

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