2 de abril de 2014

La verdad sobre lo que debe durar para siempre

Jóvenes y atolondrados. Así nos vemos, así nos ven; en fin, admitámoslo: así somos. Siempre se nos dijo que hay que sonreír a la vida, incluso cuando esta pretende entorpecer nuestro camino. Nos han aconsejado, nos hemos sumergido en la ilusión y en la determinación, hemos aprendido y nos hemos atrevido a pensar que el Universo nos tiene reservado algo a la vuelta de la esquina. Sí, hemos aprendido a tener la carta del Destino en cuenta, y al mismo tiempo, a saber que no debemos depender de ella. Hemos aprendido que la decisión es lo peor que se puede perder después de la esperanza, y que la fortaleza es lo que hará que nos incorporemos una y otra vez, y así seguir adelante sonrientes.
Fortaleza. Eso es, nos hemos fortalecido. Hemos aprendido a fortalecernos, hemos sabido encerrar y cargar nuestros tormentos cada día, hemos descubierto que podemos confiar plenamente hasta el final. Pero ahora nos decís que el final resulta ser barroco... un posible desengaño en el cual nuestra juventud atolondrada no tiene ni voz ni voto. Nos decís que tarde o temprano, tendremos que frenar, borrar la ilusión de nuestra sonrisa e inundar la determinación de nuestra mirada, abrir la caja de los tormentos y lanzarnos a ella, desesperados, para aprender. No, no lo hemos vivido, pero ahora nos decís que lo viviremos, nos lo han contado y ahora nos sentimos engañados, traicionados, dudosos frente al destino... El señor Universo es una mentira que mantiene la sonrisa frente a la realidad de la vida. En casi una década, se nos ha enseñado que la determinación de nuestra felicidad no se debe perder nunca... y ahora prentendéis que en una hora nos olvidemos. Decís que nos engañamos... cuando los engañados sois vosotros.

No malinterpretéis nuestras palabras.
Somos la generación que está dispuesta a darlo todo por vivir y salir adelante, porque así nos lo habéis contado. Si ahora nos exigís lo contrario, os diremos algo:

Los grandes momentos de la vida no serán necesariamente las cosas que hagamos. También estarán las cosas que nos sucedan. Después de todo, hay que ponerse en pie, y lo que siga será una nueva era en nuestra vida. Nunca subestiméis el poder del destino. En la vida, a menudo, tomamos decisiones que no estamos preparados para asumir; pero vamos a por ellas. Podremos pensar que nuestra única opción es tragarnos la desesperación, angustia, sufrimiento... o echárselo a otro a la cara. Pero hay otra opción: olvidarlo. Y si somos honesto con nosotros mismos sobre lo que queremos en la vida, la vida nos lo da.
Es curioso recordar aquellos días sin saber hacia dónde nos dirigíamos exactamente ni qué venía en nuestra dirección... Es gracioso. Es Schmosby.

Y queréis que volvamos a la confusión de la realidad. No. No será así.
Y lo sabemos. Todo está en nuestra contra, pero lo sabemos, lo sentimos en cada fibra de nuestro cuerpo, en cada músculo que nos levanta cada mañana. Nuestra suerte está a punto de cambiar.
Hemos empezado a comernos los fracasos y aún así mirar con una mirada de determinación. Nosotros no nos extinguiremos, aún queremos creer en algo. Y ese algo nos lo disteis vosotros, pero ahora es nuestro.

Nuestra vida nos espera.
Y os aseguro que va a ser legendaria. 

Manu Riaño

No hay comentarios:

Publicar un comentario