4 de noviembre de 2012

Espíritu pre-navideño

Buenos días y mediodías a todos. Hoy quisiera dedicarle esta parte del blog (a la que he bautizado como esa longeva introducción llena de paréntesis y acotaciones) a mi compañera Cris, que actualmente no está actualizando conmigo. Ella, que es vaga y despreocupada, aún más vaga que despreocupada... Algún día, la pobre morirá por pereza a respirar. Su ingenuidad y despiste acabarán con ella de alguna forma poco común (metiendo un cuchillo en el microondas, o en la tostadora). Aún así, yo la quiero... pero espero que no vuelva a dejar colgado el blog de esta manera tan vil y cruel. ¡Decepcionando a nuestros lectores cuando más nos leían (o decían leernos)!

¡Lo dicho! ¡Hola de nuevo todos! 
Como habréis comprobado, el café de los domingos es el único lugar que se toma un puente y no parece corto. 
Bueno, lo que pasó fue que (excusa barata en la que acabaré echando la culpa a Cris). Pasemos hoja.

Un fin de semana más (o menos, depende de cómo de positivos os hayáis levantado hoy o de la resaca que tengáis) por nuestra pequeña capital asturiana. Sabemos que tanto vosotros como yo deberíamos estar estudiando. Pero como estáis leyendo esto, vamos a sobreentender que no tenéis ganas y que estáis dispuestos a leernos (somos la única lectura obligatoria del fin de semana, no os quejéis).
Podría hablaros de los exámenes de Bachiller, del día de Todos los Santos, de Halloween (pronunciado Jalogüin) y su TOP TEN de disfraces putillas... ¡PERO NO! Me voy a adaptar al mundo actual y hablaré, nada más ni menos... ¡de la Navidad!
¡Preparaos! ¡Coged vuestros chupitos de zumo de naranja natural! ¡Agarrad esa jarra de café!

Estamos viviendo una etapa conocida como la pre-Navidad. Cuándo empieza, os preguntaréis. Pues, siendo escuetos, empieza desde que ves el primer Papá Noel colgado vilmente en una ventana... sin ser diciembre. Son esas ansias de los ciudadanos por querer que empiece la Navidad... y tantas son las ansias que acaba por volverse una insana obsesión, provocando una decadencia del tejido nervioso, y que termina con la paranoia o alucinación de que a la primera ráfaga de viento gélido, es Navidad (o de que el hecho de colgar adornos por las ventanas les permitirá acelerar el tiempo, pero no llegan a ser tan neuróticos). Este síndrome, además, es muy contagioso. Al primer vecino que lo padezca, puede extenderse rápidamente por el edificio, y luego por el vecindario, y por la calle, y por tu barrio... y no existe ninguna cura conocida. Cabe destacar también que es una enfermedad muy prolongada, ya que, empezando ésta en octubre o noviembre, hasta finales de febrero no hay atisbo de su fin. La pereza les impide quitar todos esos adornos que pusieron con tanta felicidad e ímpetu meses atrás... (aquí se parecen a Cris).

Pero, ¿qué ocurre desde el periodo de incubación hasta el fin de la enfermedad? Esos días entre diciembre y enero...
Amigos, ese es el peor momento de la enfermedad, que ha conseguido atravesar las fibras nerviosas y penetrar de lleno en el cerebro. Todos los afectados son fácilmente reconocibles mediante los siguientes síntomas:

-Ojos desorbitados y sonrisa bobalicona.
-Continua observación en los escaparates.
-DICEN que va a NEVAR (pobres inocentes).
-Cantan molestos villancicos, aún sabiendo que no tienen ni pies ni cabeza, y que nadie quiere escucharlos.
-Ridículos gorros blancos y rojos, acabados en punta y pompón.
-La ilusión por ver caballos y otros animales exóticos en la ciudad por las calles.
-Idiotismo colectivo con inexplicable buen humor.
-La excusa de "ES NAVIDAD" como respuesta para todo. En cualquier situación (que lamentablemente incluye consecuencias 9 meses más tarde).

Pero lo que más me asombra (y a quién no) son las múltiples compras absurdas que podemos llegar a hacer. 
"Eh cariño, he comprado este espumillón color dorado-Freddie Mercury porque creo que podemos sacarle provecho a lo largo del año". 
"Oye, este traje de elfo puede servirnos de ahora en adelante". 
"¿Quién no querría un CD de top villancicos del año?". 
"¡NECESITAMOS MÁS TURRÓN, POLVORONES Y MAZAPANES, NO HAY SUFICIENTES!".
Y mi favorito:
"¿CON LO QUE CUESTA EL IPHONE 5 Y LO INÚTIL QUE ES? QUE TU MADRE Y YO NO SOMOS UN BANCO". 
Que luego en Navidad se convierte en un: 
"Eh, es Navidad. ¡Un iPhone 5 de esos nuevos para el crío!".

¿Pero qué nos pasa? ¿De verdad estamos tan necesitados de la Navidad? ¿Tanto necesitamos una excusa para evadirnos del día a día? ¿Para cantar, comer, y estar idiotizados por el consumo?
Siempre me ha fascinado la forma en la que ignoramos la crisis en estas fechas. No la ignoramos del todo, pero le prestamos menos atención. No nos quejamos tanto, y sólo oímos el "qué mas da, ¡si es Navidad!". Navidad, Navidad, Navidad... parece que tenemos marcado en el calendario los días que podemos ser felices (y cómo debemos serlo). Los días en los que, estando medio arruinados, no nos importa nada decir "Hoy nos tomamos un buen Vega Sicilia". Es la época en la que hay que ser amables, hasta con quien no soportamos (porque ¡es Navidad!). Es la época de la felicidad y curiosamente está ligada al dinero en demasiados aspectos. Y claro, ¿quién quiere ser el ruin que no celebre la Navidad?

Cada año entiendo menos estas fechas, así que haré como Mark Hoppus... Me asustáis, manteneos al margen de mi casa. Si no queréis sacarme de quicio, dejadme los regalos y largaos.

Antes de darnos cuenta, estaremos tiernos, gordos, abrazando hasta las farolas, tarareando canciones absurdas y navideñas... ¡Es peor que lo que se te ocurre hacer a partir de las 2:00 AM!

Lectores, yo sólo busco esconderme. Antes de darme cuenta, ya no tendré un café en mi mano, sino un tazón de chocolate caliente, repleto de dulces nubes, recubierto de azúcar, con un polvorón colgado y una tira de espumillón amarilla a lo Freddie Mercury adornando la taza. ¡No nos queda mucho tiempo! ¡Escapad ahora que podéis, inocentes! ¡Los iPhones 5 empiezan a ser tentadores para los padres! ¡Ya hay ofertas en los mazapanes y polvorones! ¡Ya hay colgados ridículos muñecos en las cornisas!
Y lo peor, ¡aún es noviembre!

Parodia dedicada a todos aquellos que se mueren por unas Navidades, ¡no dejéis de leernos! Aunque tardemos tanto en actualizar.

Manu

3 comentarios:

  1. Enhorabuena, me ha gustado mucho esta entrada! Es amena, divertida y muuy cierta, encima esta bien redactada, que mas se puede pedir?
    Espero que no tardeis mucho en hacer la siguiente!
    Un saludo:)

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  2. Muy buena entrada. Totalmente cierto lo que dices: yo también soy un señor Scrooge.
    Felices Pascuas

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