26 de diciembre de 2010

¿Para qué las Navidades? -se preguntaba Holden.

Hoy estoy solo ante el blog...
Cris por sus tierras gallegas... pero preparó la actualización por una vez!


Feliz Navidad!


Fiestas. Vacaciones. Regalos. Dormir hasta la hora de comer. Y bueno hasta aquí todo bien hasta que llegamos a… Navidad.


Analicemos a qué nos referimos con Navidad. Para los más religiosos (entre los que me da a mí que nosotros no nos encontramos) se supone que es la celebración del nacimiento de Cristo, así que a reunirse con la familia y comer guarradas porque un niñín árabe nació de una tía virgen y hay que celebrarlo!


Pero no. Si solo fuera por eso haría ya siglos que a los niños les daría lo mismo tener noticias de ese señor rojo en trineo el 25 de Diciembre.


Lo que hace que a los niños les interese portarse bien y a los adultos gastar dinero en chorradas es esa invención del Corte Inglés (contra el que no tenemos nada en contra, por cierto, que nos trae el verano un mes antes de tiempo!) que no sirve más que para aumentar el materialismo y  falsedad de la sociedad (como no teníamos suficiente…)


Analicemos el proceso que debería seguir un regalo, cosa sencilla: ves algo te recuerda a alguien, compras, envuelves, das y a la persona le hace ilusión. No hay más.




Sin embargo, este es el proceso que de verdad sigue un regalo en Navidad:


1) Para que alguien regale algo es necesario que te hayan regalado algo a ti primero. Si no lo han hecho, que lo hagan después de que tú lo hagas es prácticamente obligatorio.


2) El precio del regalo (nunca nada hecho por uno mismo, qué cutrez) tiene que ser similar o superior al del regalo anterior, siempre pensando en la recompensa del siguiente.


3) Jamás de los jamases puedes regalar algo que cueste menos que lo que te han regalado a ti, da igual que sea lo más impersonal del mundo o que no tenga nada que ver con los gustos de dicha persona, la cosa es que sea caro para recibir tú luego algo parecido en consecuencia.


4) Nunca nada es desinteresado en el mundo de los regalos. Todo supone algo a cambio.


5) Además, siempre tienes que fingir que te gusta muchísimo y esbozar una sonrisa más falsa que Adudas cuyo tamaño tiene que ser proporcional al precio del regalo.


6) Si no te gusta, te jodes: es caro y es lo que cuenta.


¡PUES NO!


Estamos hartos de cinismo entre amigos y familia por ese estúpido complejo de “quedar bien” que quién sabe quién nos lo ha inculcado. Los regalos son símbolos de cariño, amistad, amor… no de lo bien que se te ha metido en la cabeza ese modelo protocolario y frío de seres humanos falsos que la sociedad nos intenta imponer.


¿Por qué no ser naturales? ¿Por qué no hacer un regalo a nuestros amigos en pleno Mayo si nos apetece si es que en su cumpleaños no encontramos nada en especial? ¿Por qué no reír a carcajadas si nos apetece? ¿Por qué no ser uno mismo y dejarnos de las historias de copiar y pegar de modelos de vidas amargadas que parecen idílicas?


En definitiva, siendo francos, la Navidad es una época como otra cualquiera. Aunque si lo pensamos bien, quizá sea la mejor época para demostrar de qué bando estamos: ¿Con o contra nosotros mismos?


Sed naturales y disfrutad mucho de las vacaciones, que entre rollos publicitarios y consumismo a grandes dosis uno se olvida de lo que importa de verdad.
Y estamos aquí para ser felices.


Felices fiestas!
Y otra cosa que debéis saber... 
La vida son unas cuantas Navidades, ¡vívelas!


Manu & Cris


PD: Que conste, estamos felices con los regalos, no nos quejamos de ellos... pero no por su precio, sino por su significado. Y también, sabed que lo mejor no es recibir el regalo, es ver la ilusión del receptor al darle el regalo, creednos... debe ser de las mejores sensaciones que hay (después de comer chocolate).


[Tardó como cinco horas en arreglarse. Mientras tanto, me fui a la ventana, la abrí e hice una bola de nieve directamente con las manos. La nieve estaba perfecta para hacer bolas. Pero no la tiré ni nada. Fui a tirarla. Aun coche que estaba aparcado al otro lado de la calle. Pero cambié de opinión porque el coche estaba muy bonito y muy blanco. Luego fui a tirarla a una boca de riego, pero también estaba demasiado bonita y demasiado blanca. Al final no se la tiré a nada.
(...)
Todavía la llevaba cuando subimos al autobús. El conductor abrió la puerta y me obligó a tirarla. Le dije que no iba a tirársela a nadie, pero no me creyó. La gente nunca te cree.
(...)
De pronto, decidí que lo que haría sería irme de la ciudad esas Navidades. Cogí mis maletas, y ya en el pasillo, grité a todo gritar "¡Que durmáis bien, cretinos!". Apuesto a que desperté hasta al último hijo de puta del piso] -Holden Caulfield-.

1 comentario:

  1. Buena entrada chicos :)
    Tenéis mucha razón. Sin embargo, regalarle algo a alguien sin ningún motivo, de repente, si no es un amigo muy importante o de la familia, y aún así, creo que se quedaría con una cara de flipar lo que venga después de los colores... Aunque no entiendo bien por qué tienen que decir a nadie, "el 14 de febrero es el día de los enamorados". Igual ese día, yo no quiero regalar nada y sin embargo, otros muchos días sí se me ocurre, sí me apetece, sí... ¿Y en navidad alguien celebra el nacimiento del niño Jesús? Es consumismo y nada más. Lo bueno es que lo normal es que la familia se junte en estas fechas, que pienso que es lo mejor que tiene y más humano, quizás. Pero comilonas, turrón, regalos, juguetes... Todo tan material. Cuando se es niño, no se entiende de estas celebraciones y alegra mucho recibir regalos de los personajes que nos dicen, aunque nunca les hayamos visto de verdad. Cuando somos mayores, lo que realmente nos satisface, o al menos es lo que me ocurre a mí, es regalar a los demás y ver su cara de felicidad :)
    Y después de semejante comentario, voy a parar jaja.
    Un beso!!

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