Miradas vacías,
muertas,
inexpresivas,
y ya no
creen en la vida.
Necesitan
que sean otros
los que
jueguen la partida.
No estoy
enfadado;
estoy
molesto...
Pero si Larra
levantase
la cabeza,
se
cortaría el cuello.
Os dan
picos y palas,
las más
absurdas ordenanzas,
os prohiben el
conocimiento...
Y nosotros queremos conocer.
No lo
entienden por las buenas,
¿Sin
dinero, no hay saber?
¡Pues que
sea por las malas!
Si la
poesía ha muerto,
¡Entonces,
a vengarla!
¡A ella!
¡A todos sus versos!
¡Que los
muertos sean otros!
¡Vamos
contra esos cerdos
Que
prostituyen antologías,
que
descuartizan siglos de esfuerzo,
que
hablan de falsa ética y metafísica,
y
humillan, deshonran filologías
por un
puñado de euros!
Somos la
última generación,
la que
conoce a Baudelaire,
los
últimos con libros de papel
que
sabíamos que Orwell tenía razón,
los que
aprendimos a creer,
los que
sobrevivimos a la extinción.
Lee,
imagina, escribe, aprende,
sal,
actúa, cree y ¡defiende!
¡Que nos
oigan!
¡Que nos
oigan todos!
¡Y que
tiemblen!
¡Que nos
teman, sobre todo!
¡Vamos a
por aquellos
que nos
toman por inertes!
¡Y sabed,
desesperad
entended:
las letras se mantienen!Manu Riaño
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