3 de febrero de 2014

Inventario de proyectos que dejan de ser proyectos

Los proyectos no existen, son insignificantes ideas que podemos tener cualquier día (o noche) y dejamos escritas en un pequeño sector de nuestra subjuntiva imaginación (la del ojalá...). Esas ideas nos acompañarán durante mucho tiempo y, probablemente, irán creciendo poco a poco. Es probable que llegue el momento en que digamos "algún día lo haré"... Entonces, esas ideas pasan a llamarse proyectos. Pero no se engañen, los proyectos no existen. "Proyecto" es solo una palabra que indica que hemos conseguido reunir un mínimo valor para decir que algún día lo haremos; en el fondo es una estupidez. Cuando alguien dice tener un proyecto, no tiene absolutamente nada: puede tener una idea realmente maravillosa, pero no se atreve a llevarla a la realidad. En resumen, ese alguien no tiene nada de nada.

No sean tan incongruentemente estúpidos como el subjuntivo. En esta vida, no debería existir un modo verbal que se comporte como un freno, como un futuro irrealista. No, nuestro mundo necesita gente que se olvide del subjuntivo y que empiece a utilizar el futuro del indicativo. Un lo haré (y para los más atrevidos, el presente del indicativo).
No nos sirve de nada planear algo si no lo vamos a llevar a cabo; nuestra idea inicial evolucionará y mutará en otra completamente distina según pasen los años. Y no, no irá a mejor, será una idea decrépita al no sentir la misma emoción que sentimos al imaginarla en nuestra cama, aquella noche que teníamos los ojos como platos llenos de ilusión.

¡Un proyecto está más que sobrevalorado! ¿Desde cuando necesitamos planos para nuestra imaginación? ¿Y qué pasa si puede salir mal? Hasta la Torre de Pisa terminó por inclinarse en su construcción, y hasta la la Esfinge de Guiza terminó por perder su hermosa nariz al no contar con algo tan obvio como una tormenta de arena, sin importar sus croquis, planos, o lo que narices hayan necesitado (y nunca mejor dicho para nuestra querida Esfinge).
¿Os creéis que los poetas románticos calculaban sus sentimientos? ¿Creéis que Bukowski ordenaba sus ideas? ¿Que Jim Morrison atendía a razones para sus letras?
Proyectos como estupideces... Nadie se acordará de nuestros proyectos ni de nuestras ideas.
Nadie es recordado en este lánguido mundo por las cosas que nunca llegó a hacer. No importa de dónde broten nuestras ideas, importará hacia dónde las dirijamos.

Hablo de algo tan sumamente sencillo y tan difícil de entender... Estoy harto de esas personas que viven en una lista de espera, esperando a ser algo en esta vida por nada y sin saber por qué lo intentan. Sé que no soy la persona más optimista, pero soy la condenada persona a la que están ustedes leyendo. No se consigue nada imaginando; piensen en cada minuto y tarde perdida en su vida y hagan algo con ello. No lo dejen abandonado en algo tan condenadamente devastador como las tormentas de arena de Guiza.

¿Qué narices me quieren decir ustedes con un proyecto? ¿Cómo van ustedes a hablarme de algo que no existe?
Tal vez, y digo tal vez, tendrán ustedes miedo. Recuerdo la primera vez que decidí dejar de creer en proyectos y estupideces derivadas. Tanto miedo por intentarlo y tan increíblemente orgulloso una vez que decidí salir adelante.

Soy suficientemente idealista como para enfadarme y suficientemente mayor como para empezar a sentirme hastiado. Suficientemente idealista como para querer ver cómo cambian todas estas estupideces y dejar de ver esperanzas olvidadas. Estoy aburrido de ver absolutamente todo tan aburrido y monótono.
Intento salvar la vida de todos ustedes, lectores, y solo estoy armado con unas cuantas palabras, párrafos y con la sensación de que algo va mal.
Estoy harto de oír "no", y estoy harto de no saber qué está bien y qué está mal.
Estoy harto de una lucha que no es la mía, pero si algo me queda por gritar antes de declararme harto...

¡Levantad! ¡Dejad de ceder el paso a los días como si vuestra vida fuese mera tristeza! ¡DEJÁOS DE PROYECTOS!

Y escrito esto, me delcaro harto.
¡Harto de príncipes! ¡Harto de dudas! ¡Harto de cobardes! ¡Harto de pseudofilósofos! ¡Harto de aquellos que no saben en qué creer! ¡Harto de consejos racionales! ¡Harto de aquellos que tienen a Bécquer en un altar! ¡Harto de realistas! ¡Harto de aquellos que prefieren esperar! ¡Harto de esquemas! ¡Harto de métodos! ¡Harto de metafísica! ¡Harto de los que han decidido sentarse! ¡Harto de los que creen en la suerte!
¡Harto! ¡Harto! ¡Más que harto! ¡HARTO!

¡Harto de imbéciles, coño!

Manu Riaño
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"¡Coño! ¡Estoy harto de semidioses!
¿Dónde hay gente en este mundo? -Álvaro de Campos 

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